Siempre puede entrar un alma más allá donde no hay ninguna esperanza. O derramarse una lágrima en el colmado océano de la pérdida irresoluble del amor. Llegar a él es la travesía que todos los marinos y capitanes evitan, hasta que es imposible hacerlo. Si alguna vez han deambulado afantasmados, como cuerpos sin alma; si, en alguna época de sus vidas, han sollozado por el amor perdido, estos poemas son imprescindiblemente suyos. Léanlos: es un pasaje de ida solamente. Recorran la ruta sin retorno hacia esa caleta de náufragos y aparecidos, al mar de las voluntades quebradas como los palos mayores luego de un combate. Vívanlos. Quizás así recuperen esa parte de sus personas que se fue con el ser amado. No sean más asilados insomnes en el reino del olvido: ganen su derecho de ciudadanía, como este poeta transido por la desolación ha ganado el suyo con estos textos, que estas breves palabras presentan.
Héctor Ñaupari.
Es fácil encontrar en estos versos la presencia de una musa real/imaginaria que hace padecer al escritor, lo somete y lo consuela, transmutando este ejercicio al lector quien sin ir muy lejos puede encontrar al vagabundo de pantalones sin bolsillos o a la muchacha que ya no pasa por su casa, en un abrir y cerrar de ojos, en el voltear de las hojas. Michael comparte situaciones similares, situaciones que nos vuelven semejantes, por lo cual no será difícil asumir estos textos como nuestros, que encajen cómodamente en nuestra ropa y en nuestra piel será inevitable.
Karina Valcárcel.
Michael Alberto Jiménez Melchor. Lima 1981. Además de criar gatos, escribe para no darle gusto a la tristeza. Radica en Villa el Salvador, esquina desde donde nos ataca con sus versos y reseñas a través de su bitácora:
http://www.angelesdelpapel.blogspot.com
Héctor Ñaupari.
Es fácil encontrar en estos versos la presencia de una musa real/imaginaria que hace padecer al escritor, lo somete y lo consuela, transmutando este ejercicio al lector quien sin ir muy lejos puede encontrar al vagabundo de pantalones sin bolsillos o a la muchacha que ya no pasa por su casa, en un abrir y cerrar de ojos, en el voltear de las hojas. Michael comparte situaciones similares, situaciones que nos vuelven semejantes, por lo cual no será difícil asumir estos textos como nuestros, que encajen cómodamente en nuestra ropa y en nuestra piel será inevitable.
Karina Valcárcel.
Michael Alberto Jiménez Melchor. Lima 1981. Además de criar gatos, escribe para no darle gusto a la tristeza. Radica en Villa el Salvador, esquina desde donde nos ataca con sus versos y reseñas a través de su bitácora:
http://www.angelesdelpapel.blogspot.com
1 comentario:
oye te pasaste... gracias...un abrazo cromwell...
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