jueves, 15 de enero de 2009

¿Más crisis, más cultura?

En LDL

Un informe de Fernando Carvallo desde París, en el noticiero de TV de RPP, me saca de un estado de dulce somnolencia esta mañana temprano. En plena crisis económica los grandes rubros del consumo francés han bajado, algunos alarmantemente, como la compra de autos y casas, y la asistencia a restaurantes; pero el consumo de cultura se ha incrementado.

Un estudio de OpinionWay, leo en Le Figaro, afirma que el 42% de los franceses piden más consumo cultural, notable si se tiene en cuenta que los galos gastan un poco más de mil euros mensuales en entretenimiento cultural (¿cuánto gastará un peruano promedio?).

La recaudación de los cines se ha incrementado en Francia más del 20% durante la crisis. La venta de libros ha crecido contra todo pronóstico, y la Ópera de París ha obtenido una recaudación que ha superado toda expectativa. Las visitas al Louvre, por si poco fuera, han rebasado durante el 2008 su récord histórico. Los partes temáticos (¿entretenimiento y/o cultura?),

esos lugares en que los problemas no existen siguen atrayendo a más y más visitantes. En Disneyland Paris, los empleados van a recibir una prima de 200 euros por los buenos resultados de visitas. Tal y como comenta Didier Arno, especialista en estudios turísticos: "los parques temáticos resisten bien a la crisis porque constituyen una buena salida para los clientes que quieren recibir más por su dinero".

Cabe recordar que el consumo de cultura, en su entendimiento más amplio, también se incrementó desde el final de la gran depresión estadounidense hasta muchos años después. Datos todavía incipientes me dicen que algo similar, pero cuantitativamente menor, obvio, estaría pasando en el Perú.

Por supuesto, las relaciones entre economía y cultura se han complejizado en las últimas décadas, y las cifras sorprendentes de Francia no son compartidas por otros países, sin ir muy lejos por España, donde el consumo cultural ha descendido. Si quieren apenas empezar a pensar sobre el tema pueden leer este
ensayo ligero de SalonKritik.


(El Louvre, muy de cerca)

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