miércoles, 3 de octubre de 2012

¡FELIZ DÍA DEL POETA LAMBAYECANO! – Una iniciativa del Grupo Literario SIGNOS que hoy cumple su primer aniversario




HACE EXACTAMENTE UN AÑO, los integrantes del Grupo Literario SIGNOS, –por iniciativa de nuestro miembro fundador, el poeta César Boyd–, decidimos declarar el 03 de octubre como el “Día del Poeta Lambayecano”. Una forma de rendirle merecido homenaje al poeta mayor de nuestra tierra: don Alfredo José Delgado Bravo, cosmonsefuano eterno, quien dejara de existir en fecha mencionada en el año 2008, a la edad de 84 años. Detalle equivalente a la celebración del “Día del Poeta Peruano”, cada 15 de abril, en honor a nuestro vate universal, César Vallejo. Satisfechos nos sentimos por destacar la estela inmejorable dejada por tan insigne escritor e intelectual lambayecano; permitiendo, de este modo, que su recuerdo persista por siempre en las conciencias de todos los ciudadanos de este pueblo anhelante de lucidez y paradigmas a seguir.

Foto del recuerdo tomada por Arturo Rodríguez en la Dirección Regional de Cultura de Lambayeque.


Acercamiento a la vida de Alfredo Delgado (1)

Alfredo José Delgado Bravo nació en Monsefú en el año 1924. Su infancia transcurrió entre este lugar y la Caleta Santa Rosa, donde su madre laboraba como docente. Su preparación secundaria la cursó en el Colegio “San José” de la ciudad de Chiclayo.

San Marcos recibe a Alfredo Delgado para formarlo como docente y literato. En el Patio de Letras se reúne Alfredo con Alberto Escobar, Washington Delgado, Carlos Eduardo Zavaleta, Edgar Pérez Luna y otros más. Por ello, es vinculado con la generación de poetas y narradores del ‘50.

La revista “Letras Peruanas”, cuyo director y mentor era Jorge Puccinelli, se funda en 1952. La revista, vocero literario del grupo, muestra los primeros poemarios: “Los ríos de la noche” de Leopoldo Chariarse, “Cartones del cielo y de la tierra” de Alberto Escobar, “Formas de la ausencia” de Washington Delgado.

Alfredo Delgado vuelve a Chiclayo y contrae nupcias con Alicia Elías. Se dedica a la docencia y participa, por el año 1955, en la revista Yunga. Luis Rivas Rivas (2003:139), señala que “...la revista Yunga (...) es la primera que nos informa de los nuevos valores literarios que aparecieron entonces”. De este modo, a la generación que aparece con esta revista, Rivas Rivas la bautiza con el nombre de su vocero. Al respecto afirma: “usamos su nombre en calidad de apelativo generacional” (2003:139).

En Yunga coincidían novecentistas, amautas (Nixa, Juan José Lora, Mario Puga, Jorge Jiménez Monsalve) y yungas (Alejandro Lora Risco, Alfredo Delgado Bravo, Mario Castro Arenas). Considera, Rivas Rivas, la existencia de la generación Yunga, posterior a las generaciones novecentista y amauta. Indica, además, que yunga se distingue de la generación antecedente por rasgos muy marcados. Heredan el nativismo, nota siempre presente en nuestra literatura, y en sus obras poéticas conviven el versolibrismo y el verso rimado. Tres son sus rasgos primordiales, a decir de Rivas Rivas (2003): la búsqueda del trasfondo humano, la emoción social y el esteticismo, entendido como exploración de la potencialidad expresiva de la palabra. A esta generación pertenece Alfredo Delgado.

La obra de Delgado Bravo permanece inédita en su mayoría, aunque es de “extraordinaria calidad creativa” (Rivas Rivas, 2003:144). Entre sus poemarios inéditos tenemos: “La Casa Ruana” (1953), “Las Horas Naturales” (1958), “Historia íntima de la tierra y el mar” (1959, cuyo título posterior fue “Canto labriego junto al mar”), “País llamado esperanza” (1959), “La Raíz Eterna” (1960), “Dunadal” (1961), “Aldea junto al cosmos” (1961, posteriormente titulado “Cosmonsefú”).
En 1982, escribe “Para todos los mundos”, poemario galardonado como todos los anteriores.

Además de su fecunda obra poética, Delgado ha incursionado en la crítica literaria y el arte dramático. Algunos de sus estudios publicados son: “Los móviles existenciales de Trilce” (1986), “La poesía de Jelil” (1995), “Biocronía y ucronía en Valdelomar” (1966, aparecido en Cuadernos chiclayanos con el título “El tiempo en Valdelomar”) y un trabajo inédito sobre José María Eguren (1972, sustentado en un evento organizado por la UNPRG).

Inéditos, al igual que sus trabajos poéticos (de los que únicamente ha publicado la quinta estancia de su poemario “País llamado esperanza” y el poemario “Las Horas Naturales”), ubicamos sus piezas dramáticas como: “Amar es juego de azar”, “El hombre de circunstancias”, “El espejo”, “Los sueños vienen del mar”.


(1) Texto tomado del ensayo: Remembranzas infantiles en 'La raíz eterna' de Alfredo José Delgado Bravo”, de la Lic. chiclayana Romy Palacios Díaz.