miércoles, 10 de diciembre de 2008

Josefina Jiménez: Lima - Perú

De Casa de muñecas
Mamá quiso…

Una niña correcta
que sea bonita
y que supiera portarse como una señorita,
que caminara derecha y moviera coquetamente las caderas,
que se vistiera a la moda
y usara las cosas más finas y elegantes,
que se pinte el pelo de rubio
y que no lo corte mucho…
Que sepa ponerse ruleros y pintarse los ojos,
que hable de boutiques, peluquerías y rinoplastías,
que se siente a ver telenovelas y sepa cocinar,
que cuide su figura obsesivamente y busque conquistar
a un hombre guapo y adinerado.

Pero ella tiene
un niño sin órganos reproductores
que vuelve despeinado y zarrapastroso,
una mascota que rasca la puerta y
es agresiva al contestar,
una prosaica criatura que come con las manos,
que ríe vulgarmente
que derrama lisuras por doquier y desconoce
las reglas del bien estar,
que se hurga la nariz con los dedos y no se pinta las uñas,
que le jode bañarse y se anda sola de madrugada
como los meros machos y las mujeres de mal vivir.
Un chiquillo que salta y grita sin sentido repartiendo golpes
cuando se molesta.
Una niña que quiso ser siempre ella misma…
Se vende

Cincuenta kilos de buena mercancía
de piel blanca, tostada o morena,
mediana estatura y contextura normal.

Es eficiente.
No es ruidosa y sabe hacer lo quehaceres del hogar,
no ocupa mucho espacio,
puede colocarla en cualquier lugar.

Una de las propiedades de «mujer perfecta»
es que usted, previa cuota inicial,
es libre de elegir su rostro y el tamaño de sus senos.
Además, viene con dos manos hacendosas,
un corazón capaz de funcionar medio día
y sólo si se le programa,
regenerará el himen para cada aniversario.

Puede también programarle un lenguaje especial,
así como también, omitir su uso sin efectos secundarios…
Está capacitada sólo para hablar de moda y repostería,
además sabe del cuidado de los niños y de planificación familiar.
Está habilitada para hacer manualidades y todo tipo de potajes,
su período de duración es de 30 años
después de su adquisición.
Madonna renacentista y unicornio

Durante el cinquecento,
Rafael Sanzio decidió pintar un unicornio…

*Llevó a una joven virgen al campo*

Y al sentir la pueril bondad de la niña,
el unicornio salió de las entrañas del bosque
a buscar el calor de la virginal belleza.

Y queda dormido en el regazo de la doncella…

Rafael pinta la enésima madonna.

Sanzio enseñó a los hombres
la estrategia para cazar unicornios.
Dejemos a una joven virgen en el campo
y ella llamará al mítico animal.
Sabemos entonces por qué los unicornios ya no existen…
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JOSEFINA JIMÉNEZ PALACIOS. Lima. Estudia Historia del Arte en la UNMSM. Integró el grupo poético Jade en el año 2003. Participó en el I Encuentro de Escritores Los Nuevos (2004) de la UCS. En el año 2005 constituyó la Asociación Cultural Moiras (Colectivo Multidisciplinario dedicado a la música, teatro, literatura, arte e investigación). Ha publicado en libros antológicos y revistas, tanto impresas como virtuales: El hablador, Lapsus web, El jinete de la tortuga, Ventana de medusa, y en antologías como Los nuevos (2004), Poetas panamericanas (edición catalán – español, 2005), Generación del 2000 (2006). Dirige, como su irrenunciable estilo lo prefiere, las bitácoras:
http://yan-ken-po.blogspot.com/ (Chucherías y cachivaches)

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