El mío ha sido un largo camino hacia el desnudamiento de la palabra: desde las primeras tentativas de escribir, cuando era joven en una prosa abigarrada, llena de palabras que hoy me dan vergüenza, hasta llegar a un lenguaje que yo quisiera que fuera cada vez más claro, sencillo, y por lo tanto más complejo, porque la sencillez es la hija de una complejidad de creación que no se nota ni tiene que notarse.
Eduardo Galeano
He comprobado que mi primer libro es leído con devoción por los adolescentes. Sin duda, porque fue escrito por su alma gemela de aquel tiempo; donde la confusión expresiva, y en consecuencia, la contradicción brutal, no eran parte importante de la vida. Todo era más sencillo. Ahora, con cientos de libros encima, me confundo hasta en el título de esta nota, pues curiosamente me dirijo a otro César Boyd, siendo yo el único autor de estas palabras. “Es cambio de narrador”, dirían los expertos. Fuera de ello, ¿qué es en realidad la “evolución” de la poesía a través de las distintas edades? ¿Por qué nos empecinamos a veces en ser tan “estruendos mudos”?
Trato de entender que nos ponemos complicados por dos motivos generales: por pose o por ignorancia. Ambas, humanamente posibles y existencialmente necesarias, creo aún no abandonar. En primer lugar, la pose de poeta “profundo”, en mí, ha tenido varios vuelcos. Era, años atrás, creer que acumulando palabras o sirviéndome de mi facilidad para amontonarlas, podía ser mejor poeta, con un falso barroquismo. Hay que recordar que lo llamado “barroco” es técnica pura, lo otro es tanteo. Claro está que el tanteo es una luz de la inconciencia, y alumbra las posibles frases futuras. Pero si después del tanteo se sigue en la oscuridad, sólo se habrá hecho un ejercicio del pensamiento, sin buenos resultados. En la actualidad, prefiero más bien encontrar una pose para acercarme a una verdad. En estos términos soy como los filósofos griegos cuando afirmaban que la verdad era bella y sencilla. ¡Y qué mejor que la poesía para alcanzarla!
En segundo lugar, tengamos en cuenta que la ignorancia y la pose a veces se confunden. Pero hay que entender que la primera es inconciente, en cambio, la otra no lo es. De esa forma, a veces mi ignorancia dificulta o priva a mi sentido común de su función: ser inmediato y verídico al mismo tiempo. Entonces, con mi sentido común fuera de combate para la corrección de mis tanteos poéticos, dejo pasar frases que más se acercan a un sobrerrealismo o surrealismo indeseables; en palabras de Galeano: vergonzoso.
En todo este tránsito para lograr la Poesía, intuyo algo que me hace temblar: Las frases sencillas, las verdaderas, las que golpean en el alma con tan solo oírlas una vez, aquellas que fluyen hasta estacarnos el corazón, esas frases, me parecen tan pocas, tan contadas, tan escasas y, además, pareciera que ya están dichas todas. Entonces en esas circunstancias, hasta parece lógico o explicable que el poeta manifieste una dejadez por lo sencillo, y se vuelque a la búsqueda de la confusión, del caos, del terrorismo verbal, del aparente sin sentido, del “estruendo mudo”. Y para ejemplificar, cito unos versos míos, extraídos de un poema que ha sido muy bien comentado por varios críticos, incluso los más ácidos como Carlos Eduardo Quenaya, al cual siempre agradezco su palo firme. Estos versos son los siguientes: “Persiste el enigma de las coexistencias, /la sutil pregunta del amor desordenado: /se ausenta el limbo de los sueños” (del libro “Heterónimos frente al espejo” - 2006). A veces me avergüenzo de ese verso, pero a veces no. Sea por pose o por ignorancia, lo confuso es muchas veces un asesinato a la comunicación.
Por lo expuesto hasta el momento, ¿qué hacer con lo sencillo? En mi caso, tuve una sabia (o quizá no tan sabia) decisión. Me propuse en publicar todo lo que acumulaba durante un determinado periodo de mi vida. La democracia me amparaba, y yo ejercía mi derecho a expresarme. Publiqué, un año después del fin de la dictadura, “Mocedades Poéticas”; poemario en el que constaba mi pubertad y mi adolescencia más inocentes y sencillas; libro en parte lacrimoso, en parte descriptivo, confiando en la verdad más próxima, con sobredosis de dolores humanos.
A la memoria me viene la presentación de este, mi primer libro, y recuerdo las palabras de Don Ricardo Rivas Martino y de Don Pepe Vargas, los cuales encontraban en mi poemario la musicalidad de las cuerdas afinadas. Lo mismo, aunque con menos “halago”, le encontró Miguel Ildefonso un año después. Podría ser cierto, pero en lo que yo me centro es en esa sencillez romántica de la cual siento orgullo; sé que esta nunca jamás retornará ni para calcarla ni para trasladarla, pues cada vez se aleja más, y por consiguiente, se hace menos yo, y más aquel jovencito feliz de la secundaria.
Ahora mi felicidad ha cambiado de rumbo, y su fortalecimiento tal vez tenga que ver con que haya escrito “Mocedades Poéticas”, mi primer hijo literario, y con la esencia atómica de lo que soy: un sencillo individuo que deviene.
Los dejo con dos poemas: “Mujer de futuro” y “Guitarra”, además con algunos cuartetos extraídos aleatoriamente. Vale en todo sentido, aliarlos con la música al leerlos.
Mujer de futuro
En ti inspiración hallo hoy
aún sin conocerte, amada mía,
y mi vida entera te la doy
en un verso de alegría.
Un regalo de aniversario,
quizá claveles o rosas,
y así de año en año,
darte, amor, mejores cosas.
Quizá te he visto o conozco,
cerca de mí estarás o no,
pero que te proteja siempre
se lo pido a Dios.
Casa grande de hijos llena
y nietos quizá halla,
en mi vida sólo quiero
verte feliz y enamorada.
Guitarra
Penetrante incentivo a la vida,
un acorde de suave vibrar,
cristaliza alegría escondida
y al alma le funda la paz.
La cuerda larga afinando
y el sonido se oye mejor,
de la prima a la sexta rasgando
es ritmo que inventa el amor.
El sentido recrea de acción
al madero de lustre sacar
y al tocar cual bella canción
hace la vida inmortal.
…………… (Extractos)………………
El sueño de la reina lo uniría
al mío en noche apasionada
y ocultarse al sol le pediría
para una eterna madrugada.
(Poema “Quizá así me sueñen”)
Abrazados en la plaza,
alegres para amar,
parecía esto eterno,
pero ella tuvo que marchar.
(Poema “Distanciados”)
Siente con aires altivos
el mejor giro de tu ser,
yace en movimientos pasivos
el ritmo final a proceder.
(Poema “Baile”)
Existe un vacío notorio,
faltan palabras que decir,
quizá sea transitorio
o sea parte de existir.
(Poema “Timidez”)
Gran barco mi colegio
con el cual navegué,
ahora que he anclado,
en tierra batallaré.
(Poema “Mi colegio”)
En el campo santo necesito
recostar mi cabeza
cansado del bullicio,
de la maldad y las penas.
Necesito de la vida
el recreo de la paz,
sin lágrima expansiva
ni la mala mezquindad.
(Poema “Necesito”)
Trato de entender que nos ponemos complicados por dos motivos generales: por pose o por ignorancia. Ambas, humanamente posibles y existencialmente necesarias, creo aún no abandonar. En primer lugar, la pose de poeta “profundo”, en mí, ha tenido varios vuelcos. Era, años atrás, creer que acumulando palabras o sirviéndome de mi facilidad para amontonarlas, podía ser mejor poeta, con un falso barroquismo. Hay que recordar que lo llamado “barroco” es técnica pura, lo otro es tanteo. Claro está que el tanteo es una luz de la inconciencia, y alumbra las posibles frases futuras. Pero si después del tanteo se sigue en la oscuridad, sólo se habrá hecho un ejercicio del pensamiento, sin buenos resultados. En la actualidad, prefiero más bien encontrar una pose para acercarme a una verdad. En estos términos soy como los filósofos griegos cuando afirmaban que la verdad era bella y sencilla. ¡Y qué mejor que la poesía para alcanzarla!
En segundo lugar, tengamos en cuenta que la ignorancia y la pose a veces se confunden. Pero hay que entender que la primera es inconciente, en cambio, la otra no lo es. De esa forma, a veces mi ignorancia dificulta o priva a mi sentido común de su función: ser inmediato y verídico al mismo tiempo. Entonces, con mi sentido común fuera de combate para la corrección de mis tanteos poéticos, dejo pasar frases que más se acercan a un sobrerrealismo o surrealismo indeseables; en palabras de Galeano: vergonzoso.
En todo este tránsito para lograr la Poesía, intuyo algo que me hace temblar: Las frases sencillas, las verdaderas, las que golpean en el alma con tan solo oírlas una vez, aquellas que fluyen hasta estacarnos el corazón, esas frases, me parecen tan pocas, tan contadas, tan escasas y, además, pareciera que ya están dichas todas. Entonces en esas circunstancias, hasta parece lógico o explicable que el poeta manifieste una dejadez por lo sencillo, y se vuelque a la búsqueda de la confusión, del caos, del terrorismo verbal, del aparente sin sentido, del “estruendo mudo”. Y para ejemplificar, cito unos versos míos, extraídos de un poema que ha sido muy bien comentado por varios críticos, incluso los más ácidos como Carlos Eduardo Quenaya, al cual siempre agradezco su palo firme. Estos versos son los siguientes: “Persiste el enigma de las coexistencias, /la sutil pregunta del amor desordenado: /se ausenta el limbo de los sueños” (del libro “Heterónimos frente al espejo” - 2006). A veces me avergüenzo de ese verso, pero a veces no. Sea por pose o por ignorancia, lo confuso es muchas veces un asesinato a la comunicación.
Por lo expuesto hasta el momento, ¿qué hacer con lo sencillo? En mi caso, tuve una sabia (o quizá no tan sabia) decisión. Me propuse en publicar todo lo que acumulaba durante un determinado periodo de mi vida. La democracia me amparaba, y yo ejercía mi derecho a expresarme. Publiqué, un año después del fin de la dictadura, “Mocedades Poéticas”; poemario en el que constaba mi pubertad y mi adolescencia más inocentes y sencillas; libro en parte lacrimoso, en parte descriptivo, confiando en la verdad más próxima, con sobredosis de dolores humanos.
A la memoria me viene la presentación de este, mi primer libro, y recuerdo las palabras de Don Ricardo Rivas Martino y de Don Pepe Vargas, los cuales encontraban en mi poemario la musicalidad de las cuerdas afinadas. Lo mismo, aunque con menos “halago”, le encontró Miguel Ildefonso un año después. Podría ser cierto, pero en lo que yo me centro es en esa sencillez romántica de la cual siento orgullo; sé que esta nunca jamás retornará ni para calcarla ni para trasladarla, pues cada vez se aleja más, y por consiguiente, se hace menos yo, y más aquel jovencito feliz de la secundaria.
Ahora mi felicidad ha cambiado de rumbo, y su fortalecimiento tal vez tenga que ver con que haya escrito “Mocedades Poéticas”, mi primer hijo literario, y con la esencia atómica de lo que soy: un sencillo individuo que deviene.
Los dejo con dos poemas: “Mujer de futuro” y “Guitarra”, además con algunos cuartetos extraídos aleatoriamente. Vale en todo sentido, aliarlos con la música al leerlos.
Mujer de futuro
En ti inspiración hallo hoy
aún sin conocerte, amada mía,
y mi vida entera te la doy
en un verso de alegría.
Un regalo de aniversario,
quizá claveles o rosas,
y así de año en año,
darte, amor, mejores cosas.
Quizá te he visto o conozco,
cerca de mí estarás o no,
pero que te proteja siempre
se lo pido a Dios.
Casa grande de hijos llena
y nietos quizá halla,
en mi vida sólo quiero
verte feliz y enamorada.
Guitarra
Penetrante incentivo a la vida,
un acorde de suave vibrar,
cristaliza alegría escondida
y al alma le funda la paz.
La cuerda larga afinando
y el sonido se oye mejor,
de la prima a la sexta rasgando
es ritmo que inventa el amor.
El sentido recrea de acción
al madero de lustre sacar
y al tocar cual bella canción
hace la vida inmortal.
…………… (Extractos)………………
El sueño de la reina lo uniría
al mío en noche apasionada
y ocultarse al sol le pediría
para una eterna madrugada.
(Poema “Quizá así me sueñen”)
Abrazados en la plaza,
alegres para amar,
parecía esto eterno,
pero ella tuvo que marchar.
(Poema “Distanciados”)
Siente con aires altivos
el mejor giro de tu ser,
yace en movimientos pasivos
el ritmo final a proceder.
(Poema “Baile”)
Existe un vacío notorio,
faltan palabras que decir,
quizá sea transitorio
o sea parte de existir.
(Poema “Timidez”)
Gran barco mi colegio
con el cual navegué,
ahora que he anclado,
en tierra batallaré.
(Poema “Mi colegio”)
En el campo santo necesito
recostar mi cabeza
cansado del bullicio,
de la maldad y las penas.
Necesito de la vida
el recreo de la paz,
sin lágrima expansiva
ni la mala mezquindad.
(Poema “Necesito”)
1 comentario:
Dentro de la sencillez de una palabra, existe un mundo inaudito e inesperado de sentimientos contradictorios, llenos de toda esa magia que alguna vez se puede encontrar en esa musa que esperamos llegar…
(luigui_24e@hotail.com)
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