
Eres así.
Adoptas formas inexactas para ser impredecible.
Te esperas
y te dispersas en torno a un espacio vacío
como buscando algo.
Como un esquivo me tienes frente
y haciendo una contorsión grave, pronuncias:
artificio grotesco.
La realidad no es lo mismo.
Los dos, una manifestación de auxilio,
una espera
interminable
que anhela la llegada de la noche.

Andas tras tus pasos.
Tu insistencia consiste en ser de nadie.
Purpurina,
contienes un matiz vespertino,
un arma perfecta de disparo inconcluso.
No tienes, ni eres
forma definida,
aunque reduces mi trasluz,
con tu nombre secreto
dibujándose en mi lengua.
Yo sé de algo que no es tuyo,
otredad de nadie.
Lo llevas secretamente
confundido en tu carne.
Lo sabes, lo sabes a fe ciega,
no es de nadie:
es mío,
sólo mío.

A veces suelo imaginarte sentada
al costado
de esta consumida ceniza,
acariciando mi soledad
con tus manos llenas de lava y de aroma perdido
en mis versos.
Comprendo que ya no nubles mi vista,
que ya no lluevan imágenes dormidas
detrás de este enigma.
Yo sólo muero
como queriéndolo a escondidas.
Sospecho fue la rutina,
la diaria espina dorsal
que echó a caminar tanto olvido.
Son ciertas estas huellas,
largo camino, viejo tiempo.
La llegada de otros vientos
desaparecen todo
para que pasen otros parecidos.
....................

1 comentario:
Porque nuestra amistad es algo eterno
que ni el miedo ni el tiempo desmorona,
es de mi alma el ocaso de este invierno.
mucha suerte dome.
Publicar un comentario