lunes, 12 de mayo de 2008

Juan Ramírez Ruiz: Poemas en su Hora Zero

Tulio Mora, Domingo de Ramos y Juan Ramirez Ruiz en evento literario - 1999

TRES POEMAS DE JUAN RAMÍREZ RUIZ (1946-2007)

Mirko Lauer*

TERESA
(Está sucediendo)
Teresa / mujer de treintiocho años / (sola entre millares) / quiere tener relaciones / con cualquier hombre, / en cualquier lugar / y a la brevedad posible. / Se anticipa / (y esto es
un asunto grave) / le queda poco tiempo / y además / ya perdió toda la serenidad.
JUANA CABRERA
(También esto aún acontece)
Juana Cabrera se ha quedado en la calle. / Su casa ha sido demolida mientras brillaba el
sol. / Hubo orden judicial y por supuesto el Juez ha estado presente / y ha constatado los destrozos que han hecho los demoledores. / Y yo la he visto, yo he conversado con ella
y / ella ha vivido allí por décadas con hijos marido y hermana. / Ha trabajado toda su
vida. Tiene libreta electoral y un solo gusto / los discos de El Satanás de Cuba, especialmente ése "si tú supieras / las ansias que tengo de verte" y el otro "Vereda Tropical". / Y ahora Juana Cabrera está en la calle y ha vuelto a recordar / el maremoto del 42, el sismo del 66 o la caravana de damnificados / o la multitud (que conversaba en las noches) afligida / por esa guerra que terminó en dos horribles hongos. / (Y esto es un asunto grave) / Juan Cabrera va a dormir en plena calle. / Va a tener hambre y frío otra vez. / Y seguramente va a perder peso.
810 GONZÁLEZ PRADA - SURQUILLO TELÉFONO 284225 ISABEL TELLO VARGAS
Voy a la casa 810 González Prada-Surquillo / y te encuentro o me dan razón de ti Isabel. / Llamo al 284225 teléfono de la vecina / porque tú no tienes, cosa que no es rara en el Perú, / y me hablas tú o me hablan de ti Isabel. / Pero yo no quiero que me den razón de ti / No quiero que me hable de ti / quiero hallarte a ti, hablarte, caminar contigo, / contigo alquilar un carro, / traerte aquí a San Diego / y en mi habitación mientras fumo / ayudarte a desnudar / y luego amarnos con ternura / como dos dulces / y tiernos / seres humanos.

[De su libro Un par de vueltas por la realidad, Lima, Hora Zero, 1971]

Publicado en “La República on line”
Mayo 12 de 2008.

*Escritor. Poeta. Ensayista. Politólogo.



POEMAS DEL CHICLAYANO RAMÍREZ RUIZ

El Júbilo

Atención, éste es el júbilo, éste es el júbilo
huyendo del silencio, viene, viene, se queda,
limpia, éste es el júbilo, el silencio le huye.
Elfina tu decías no, pero está conmigo
tómalo en mis ojos, en mis manos. Elfina
deja la tarde en la calle, avisa y que vengan,
que se alejen de las ofensas, que descuiden la
acechanza, el improperio, la alevosía,
aviso, dilo y abandona las oficinas,
corre, ven con todos, corre, separa tus dedos
de las máquinas sumadoras, cierra, cierra,
los libros, los llaveros, los insultos, éste es el júbilo,
éste es el júbilo, reconócelo Elfina, éste es el júbilo.
Este que se aleja de la redondez del cuatro,
de la punta involuntaria del cinco
o del alambre que sigue al viento. Este es el júbilo,
éste es el júbilo, este viento cargado
con sonidos de vidrios verdes, éste es el júbilo,
y conmigo está mirando la tarde. Entro en los pechos,
en las frescas canciones, entro, éste es el júbilo,
esa música, esa abundancia, ese relumbre
que dejó caer sin recogerlo, éste es el júbilo,
reconócelo Elfina, éste es el júbilo.


Le quitaron la ciudad a Mario Luna

Le quitaron la ciudad a Mario Luna el día 31 de mayo.
Y su dolor equivale a doce volúmenes de poemas del siglo XVIII y no será consignado aquí.
El 1º de junio el cable repetía el barrio La Esperanza está en los suelos, el barrio del Acero ya no existe y allí se mezclaron cines con parques
y carros y árboles, y árboles se mezclaron con abuelos y novias y familias
y tiendas comerciales, tiendas comerciales se mezclaron con ópticas, consultorios, cementerios, y cementerios con salas de maternidad, con máquinas de escribir con pantalones con zapatos con hígados con riñones, y riñones se mezclaron con cerros y cerros con techos con televisores con cráneos con sillones
con frazadas con tablas. Y el Sur está en el Norte. ¡El techo en el hueco!
¡El 8 de junio en el 2 de marzo! y yo recorro 454 kilómetros
y he visto 454 kilómetros de dormitorios amarrados a estacas, de padres buscando
a hijos y mujer, hijos a madres, a la hermana menor buscando, y amigos encontrando
al amigo muerto, el voluntario hallado en la pierna de un damnificado, una novia
acariciando al novio herido junto a la Virgen María sucia mujer empujada
por el sismo, mujer rota bajo un surtidor de la avenida Espinar ocupada
por la fachada de toda la calle, de toda la calle hasta radio Chimú
hasta el cine Olaya con sus butacas sobre autos de capota averiada, sobre
árboles mutilados, rotos y esto; y todo eso
es una temperatura de 14º Farengheit al norte del Perú.
Y mi dolor es equivalente a seis volúmenes de poemas del siglo XIX y tampoco será
consignado aquí.
Pienso en Mario Luna. En la ciudad que le quitaron. Y el sur está en el norte!
¡El techo en el hueco! Y luego irse, irse, subir al interprovincial.
Pero había que bajar, los pasajeros tuvieron que bajar y después subir
para atravesar el puente Virú, el puente Santa. Durante todo el invierno.


Encuentro con el terror
–De Las armas molidas, 1996-


A ti te conozco terror, te conozco:
tú preguntabas por mí, hurgando en
mis ojos
con una luna chueca; y yo a ti te encontré
mirando suelo y cielo, solo,
buscando mi error con las dos manos.

Tú querías matarme con astros bizcos,
tú columpiabas mi mente expelida por un golpe:
a ti te conozco terror, te conozco.

Pero si oscuro va el bosque,
lo que ocultas (¡aquí está!) va más oscuro todavía:
¡remolino de hechos que vomita
un incendio antropomórfico, mi cuerpo
como látigo se agitaba contra mí
con el peso del ojo en la mirada!

Te conozco, a ti te conozco terror;
tú ya no puedes mi mente columpiar.

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