HACE EXACTAMENTE UN AÑO, los integrantes del Grupo Literario SIGNOS, –por
iniciativa de nuestro miembro fundador, el poeta César Boyd–, decidimos
declarar el 03 de octubre como el “Día del Poeta Lambayecano”. Una forma de
rendirle merecido homenaje al poeta mayor de nuestra tierra: don Alfredo José
Delgado Bravo, cosmonsefuano eterno,
quien dejara de existir en fecha mencionada en el año 2008, a la edad de 84 años.
Detalle equivalente a la celebración del “Día del Poeta Peruano”, cada 15 de
abril, en honor a nuestro vate universal, César Vallejo. Satisfechos nos
sentimos por destacar la estela inmejorable dejada por tan insigne escritor e
intelectual lambayecano; permitiendo, de este modo, que su recuerdo persista
por siempre en las conciencias de todos los ciudadanos de este pueblo anhelante
de lucidez y paradigmas a seguir.
Acercamiento a la vida de Alfredo Delgado (1)
Alfredo José
Delgado Bravo nació en Monsefú en el año 1924. Su infancia transcurrió entre
este lugar y la Caleta
Santa Rosa, donde su madre laboraba como docente. Su
preparación secundaria la cursó en el Colegio “San José” de la ciudad de
Chiclayo.
San Marcos
recibe a Alfredo Delgado para formarlo como docente y literato. En el Patio de
Letras se reúne Alfredo con Alberto Escobar, Washington Delgado, Carlos Eduardo
Zavaleta, Edgar Pérez Luna y otros más. Por ello, es vinculado con la
generación de poetas y narradores del ‘50.
La revista “Letras
Peruanas”, cuyo director y mentor era Jorge Puccinelli, se funda en 1952. La
revista, vocero literario del grupo, muestra los primeros poemarios: “Los ríos
de la noche” de Leopoldo Chariarse, “Cartones del cielo y de la tierra” de Alberto
Escobar, “Formas de la ausencia” de Washington Delgado.
Alfredo
Delgado vuelve a Chiclayo y contrae nupcias con Alicia Elías. Se dedica a la
docencia y participa, por el año 1955, en la revista Yunga. Luis Rivas Rivas
(2003:139), señala que “...la revista Yunga (...) es la primera que nos informa
de los nuevos valores literarios que aparecieron entonces”. De este modo, a la generación
que aparece con esta revista, Rivas Rivas la bautiza con el nombre de su
vocero. Al respecto afirma: “usamos su nombre en calidad de apelativo generacional”
(2003:139).
En Yunga
coincidían novecentistas, amautas (Nixa, Juan José Lora, Mario Puga, Jorge
Jiménez Monsalve) y yungas (Alejandro Lora Risco, Alfredo Delgado Bravo, Mario
Castro Arenas). Considera, Rivas Rivas, la existencia de la generación Yunga,
posterior a las generaciones novecentista y amauta. Indica, además, que yunga
se distingue de la generación antecedente por rasgos muy marcados. Heredan el
nativismo, nota siempre presente en nuestra literatura, y en sus obras poéticas
conviven el versolibrismo y el verso rimado. Tres son sus rasgos primordiales,
a decir de Rivas Rivas (2003): la búsqueda del trasfondo humano, la emoción
social y el esteticismo, entendido como exploración de la potencialidad
expresiva de la palabra. A esta generación pertenece Alfredo Delgado.
La obra de
Delgado Bravo permanece inédita en su mayoría, aunque es
de “extraordinaria calidad creativa” (Rivas Rivas, 2003:144). Entre sus
poemarios inéditos tenemos: “La
Casa Ruana ” (1953), “Las Horas Naturales” (1958), “Historia íntima
de la tierra y el mar” (1959, cuyo título posterior fue “Canto labriego
junto al mar”), “País llamado esperanza” (1959), “La Raíz Eterna ” (1960), “Dunadal” (1961),
“Aldea junto al cosmos” (1961, posteriormente titulado “Cosmonsefú”).
En 1982,
escribe “Para todos los mundos”, poemario galardonado como todos los anteriores.
Además de su
fecunda obra poética, Delgado ha incursionado en la crítica literaria y el arte
dramático. Algunos de sus estudios publicados son: “Los móviles existenciales
de Trilce” (1986), “La poesía de Jelil” (1995), “Biocronía y ucronía en Valdelomar” (1966,
aparecido en Cuadernos chiclayanos con el título “El tiempo en Valdelomar”) y
un trabajo inédito sobre José María Eguren (1972, sustentado en un evento
organizado por la UNPRG).
Inéditos, al
igual que sus trabajos poéticos (de los que únicamente ha publicado la quinta
estancia de su poemario “País llamado esperanza” y el poemario “Las Horas
Naturales”), ubicamos sus piezas dramáticas como: “Amar es juego de azar”, “El
hombre de circunstancias”, “El espejo”, “Los sueños vienen del mar”.
(1) Texto tomado del ensayo: “Remembranzas
infantiles en 'La raíz eterna' de Alfredo José Delgado Bravo”, de la Lic. chiclayana Romy Palacios
Díaz.